top of page

El día de hoy es suficiente

  • Daniela Ponce
  • 30 jun
  • 3 Min. de lectura

Lucas 12:25 (versión NVI)

“¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”.

 

Crecí en un hogar donde nunca era suficiente. Si sacaba 100, era simplemente mi deber. Si sacaba 90, era una decepción. Aquello me empujó a desarrollar una obsesión por el rendimiento, por la excelencia, por tener siempre un plan A, B, C y hasta D, esto provocó en mí la presión interna por ser la mejor, no lograba disfrutar el momento, ni vivir en el presente.

 

Creía que, si podía controlar cada detalle, evitaría el dolor. Lo que inició como una forma de protegerme de la violencia emocional y física que viví en mi infancia, con el tiempo, esa necesidad de control se disfrazó de "responsabilidad" y se alimentó del reconocimiento de los demás. Me repetía a mí misma: “Si soy la mejor, no me van a cambiar; si soy la mejor, voy a conseguir ese aumento. No puedo fallar, porque tengo que pagar la renta, la comida, la gasolina…”.

 

Mateo 6:31-32 (versión NVI)

“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’, o ‘¿Qué beberemos?’, o ‘¿Con qué nos vestiremos?’. Los paganos andan tras todas estas cosas, pero su Padre celestial sabe que ustedes las necesitan”.

 

Un día desperté con una sensación de vacío horrible, le dije a Dios que no quería seguir sintiéndome así y le pedí ayuda. En ese momento inició un proceso doloroso de introspección. Me di cuenta de que me llenaba de actividades para no estar sola conmigo misma. Que mi necesidad de control no tenía que ver solo con el miedo a perder, sino con una creencia más profunda: “Nadie puede hacerlo tan bien como yo”; esa actitud no solo me agotaba, también alejaba a los demás.

 

Han pasado algunos años desde entonces; en este tiempo he cambiado de ciudad, de trabajo, he atravesado una pandemia, vivido transiciones en mi iglesia, enfrentado pérdidas… Pero, también he recibido bendiciones inesperadas. Si algo he aprendido es esto: Mientras más intento controlar lo incontrolable, más pesada se vuelve la vida. Pero cuando suelto, confío y descanso en Dios, la vida se vuelve más ligera.

 

Mateo 6:34 (versión NVI)

“Por lo tanto, no se preocupen por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”.

 

No te digo que es fácil, pero te digo que sí es posible. Te comparto dos de mis métodos: (i) Tengo una frase escrita en el celular para repetirla en esos momentos, (ii) hago una lista de las situaciones en las que realmente las cosas salieron catastróficas, batallo tanto en encontrar esos momentos que termino dándole gracias a Dios porque siempre me cuida y pidiéndole que no se olvide de mí una vez más.

 

Puedes dejar de vivir afanada. Puedes empezar a habitar el presente sabiendo que cada día trae sus propias bendiciones y sus propios desafíos, y que Dios está contigo en cada uno de ellos.

 

Hoy quiero invitarte a hacer un pequeño cambio: En lugar de pensar en todo lo que puede salir mal mañana, pregúntate: ¿Cómo puedes confiar más en Dios hoy? Pide sabiduría. Haz lo que está en tus manos. Y después… Suelta.

 

Porque si Dios cuida de las aves, ¿cómo no cuidará de nosotras?

 

Oración:

Señor doy gracias por Tu amor y Tu fidelidad, gracias porque Tu amor para conmigo no depende de lo que yohaga o deje de hacer. 

Enséñame a descansar, soltar y confiar en Ti, que yo pueda recordar siempre que Tus planes para mí son de bien y que pueda vivir el presente consciente que Tú estás conmigo en cada uno de los afanes que tenga el día. Gracias por Tu amor, Tu cuidado y por todo lo que ya has obrado en mi vida. Amén.

 

 

Con cariño,

Daniela Ponce

 

 
 
 

Comentarios


  • White Instagram Icon
bottom of page