Un día cualquiera… con la combinación ganadora.
- Aurora Torres
- 23 jun
- 3 Min. de lectura
En este corto mensaje les comparto cómo la soberanía activa del Dios invisible e invencible transforma “días cualquieras en días especiales”.
Recuerdo que en mi infancia yo era una niña solitaria. Me gustaba mucho que mi tía me contara “cuentos” que en realidad eran historias de la Biblia: Jesús, David, Sansón, Ruth, Esther…
Me llamaba la atención que en cada historia siempre “alguien llamado Dios”, intervenía de manera discreta; un día cualquiera cambiaba la vida de todos. Yo lo consideraba un “buen amigo”.
Me gustaba platicarle mis sueños y anhelos.
Algunas veces lo llamaba “Dios” y otras veces “Jesús”.
Fue creciendo y dejando a un lado a “mi buen amigo” para platicar y jugar con mis amigas de carne y hueso.
Pero, un día cualquiera… mi amigo Jesús decidió cambiar mi historia.
A mis dieciséis años le entregué mi vida. Le pedí que no me dejara ir de Su presencia e “hiciera Su voluntad en mí”.
Aunque le he fallado en incontables ocasiones y de muchas maneras, Él ha permanecido firme y fiel. Sigue ejerciendo Su soberanía. Discretamente transforma un día cualquier… en un día especial.
Después de pasar por muchas pruebas, entendía que cuando le dije “haz tu voluntad en mí”, lo tomó en serio. Por eso no lo cuestiono, solo le obedezco.
Me ha dicho “NO” tantas veces.
Por ejemplo: Quería estudiar arquitectura y me dijo: “NO, serás maestra para que coincidas con el hombre que será tu esposo”.
“Yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes buenos y no malos, para darles un futuro y una esperanza. En esos días cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón podrán encontrarme”. Jeremías 29:11-14
Y así fue, coincidimos, nos enamoramos y nos casamos.
Dios cumplió Su promesa. Cuando lo buscamos de todo corazón siempre lo encontramos.
Se cumplieron Sus planes en nosotros.
Pero un día cualquiera… nuevamente Dios cambios nuestra historia, mi esposo enfermó gravemente.
Le pedía una y otra vez que lo sanara y una y otra vez me dijo: “NO”.
Después de 40 años de matrimonio mi esposo partió con el Señor.
Bien, sé que nuestra temporada juntos terminó. Lo extraño, pero mi Dios invisible e invencible, en Su soberanía incomprensible para la mente humana tiene mi vida en Sus manos y me dice:
“Mis pensamientos no se parecen en nada a tus pensamientos, y mis caminos están muy por encima de lo que pudieras imaginarte”. Isaías 55:8
Leyendo nuevamente la Biblia, en el libro de Ester, he visto cómo la mano discreta de Dios fue moviendo la vida del Rey Asuero, su esposa Vasti, Aman y Mardoqueo para que Ester llegara a ser reina e hiciera valer su posición y pudiera salvar al pueblo judío del genocidio planeado por el malvado Aman.
Es una historia plagada de “coincidencias” que les recomiendo que lean.
Dios tras bambalinas intervino para llevar a cabo Su plan.
Mardoqueo se enteró de las intenciones de Aman de exterminar al pueblo judío y le envió un mensaje a la reina Ester para pedir su ayuda:
“Si te quedas callada en un m omento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirá de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán. Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este”. Ester 4:14
Dice Charles R. Swindoll en su libro: “Ester, una mujer de fortaleza y dignidad”.
“Cuando usted combina el poder de un Dios formidable con el poder de una mujer piadosa, tendrá una combinación ganadora”.
Como con Ester, Dios ha intervenido en mi historia con Su soberanía activa.
Desde mi infancia tuve la influencia de mi madre, una mujer piadora, de gran fortaleza, dignidad, honor, respeto y una fe inquebrantable.
“Fuerza y honor son su vestidura y se ríe de lo porvenir”. Proverbios 31:25
Me enseñó que, como Ester, una mujer de fe puede enfrentar situaciones difíciles y salir “airosa” de la prueba.
Aunque a veces lo he visto como un Dios distante, INVISIBLE para nosotros, Él siempre es INVENCIBLE y SOBERANO.
No sé que sigue en el plan de Dios para mí. Ha cambiado mi historia con un propósito y siempre está conmigo.
Solo sé que puedo reír de lo porvenir, porque –“mi Dios formidable y yo, somos una combinación ganadora”.
Oración:
Heme aquí, Señor, quiero que Tu presencia esté siempre conmigo. Convierte mis días cualquiera en días especiales para el cumplimiento de tus planes. Renuévame cada día para ser una mujer piadosa conforme a Tu visión divina.
Amén y amén.
Con amor, Aurora Torres.




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